Un año después de su publicación, el Informe Draghi sigue marcando el debate político en Bruselas, aunque los datos reflejan un cumplimiento limitado de sus recomendaciones. Presentado en septiembre de 2024, el documento elaborado por el ex primer ministro italiano Mario Draghi advertía sobre la pérdida de competitividad de la Unión Europea frente a Estados Unidos y China, la creciente fragmentación geopolítica y la urgencia de impulsar el crecimiento sostenible, la digitalización y la descarbonización.
Según una auditoría del Consejo Europeo de Innovación en Políticas publicada en septiembre de 2025, de un total de 383 recomendaciones recogidas en el informe, solo el 11,2 % se han cumplido, mientras que el 20,1 % están parcialmente aplicadas y el 46 % permanecen “en curso”. Casi una cuarta parte (23 %) aún no ha comenzado a implementarse. Los avances son especialmente bajos en sectores clave: en energía, de 83 propuestas ninguna se ha ejecutado y apenas el 15,7 % están en marcha; en tecnologías limpias, solo el 2,6 % se han implementado; y en digitalización, el 10,6 %. Los sectores más adelantados son materias primas críticas (cerca de un tercio de medidas aplicadas) y transporte (algo más de una cuarta parte).
El Centro para el Estudio de la Democracia alertó además de que la UE se ha vuelto más vulnerable a los choques energéticos en los últimos tres años. En Europa Central y del Este, los precios minoristas de la energía siguen entre un 40 % y un 70 % por encima de los niveles previos a la crisis, lo que agrava los riesgos de asequibilidad. El informe también advierte de una fuerte exposición a interrupciones en las cadenas de suministro de tecnologías limpias.
En la conferencia ‘Un año después del Informe Draghi’, celebrada el 16 de septiembre, el propio Draghi advirtió que los desafíos identificados hace un año se han intensificado. Recordó la “casi guerra comercial” con Estados Unidos tras la imposición de nuevos aranceles y la creciente presión competitiva de China. Según datos del Banco Central Europeo, el gasto estratégico adicional para financiar las transiciones verde, digital y de defensa alcanzará de media los 1,2 billones de euros anuales entre 2025 y 2031, frente a los 800.000 millones estimados un año antes.
En su discurso, Draghi reclamó reformas estructurales para abaratar los precios energéticos y más recursos para investigación e innovación de alto riesgo. Aunque reconoció iniciativas recientes de la Comisión, como el aumento propuesto del presupuesto de Horizonte Europa para 2028-2034, insistió en la necesidad de acelerar la acción, avanzar hacia una financiación común mediante deuda compartida y promover reformas institucionales que permitan a la UE responder con mayor rapidez y cohesión a un entorno internacional cada vez más desafiante.