La Directiva (UE) 2025/1892 modifica la Directiva 2008/98/CE sobre residuos con el fin de reforzar su prevención y gestión, priorizando la aplicación de la jerarquía de residuos. Esta actualización responde al Pacto Verde Europeo y al Nuevo Plan de Acción para la Economía Circular, que identifican los sectores textil y alimentario como altamente intensivos en el uso de recursos y generadores de externalidades ambientales negativas. Ambos sectores requieren soluciones sistémicas basadas en el ciclo de vida de los productos, con especial atención a la prevención, reutilización y reciclaje.
En el ámbito textil, la Directiva recoge la Estrategia de la UE para la Circularidad y Sostenibilidad de los Productos Textiles, que busca limitar la moda rápida, responsabilizar a los productores de los residuos generados y establecer normas armonizadas de responsabilidad ampliada del productor. Se prevé que las contribuciones de las empresas financien medidas de prevención y reutilización, fomentando un mercado de recogida, clasificación, reciclaje y rediseño de textiles. Se incluyen definiciones específicas para productores, consumidores, plataformas y entidades vinculadas a esta responsabilidad, con el fin de clarificar obligaciones y alcances jurídicos.
En relación con los residuos alimentarios, la Directiva se alinea con la meta 12.3 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que pretende reducir a la mitad este tipo de desperdicios antes de 2030. Los Estados miembros deberán adoptar medidas en toda la cadena alimentaria, incluyendo intervenciones que modifiquen el comportamiento de los consumidores y fomenten soluciones innovadoras, como envases y tecnologías que prolonguen la vida útil de los alimentos. Estas acciones deben integrarse en los programas nacionales de prevención de residuos, considerando las particularidades regionales y evitando prácticas comerciales desleales hacia los proveedores agrícolas.
La Directiva establece la fijación de objetivos cuantificados y jurídicamente vinculantes de reducción de residuos alimentarios para 2030, diferenciando metas en la fase de transformación y fabricación, y un objetivo común para la distribución, restauración y hogares. Estos objetivos deberán ser realistas, proporcionales y tener en cuenta la capacidad de las micro y pequeñas empresas. Con ello, la Unión Europea busca contribuir al cumplimiento de los ODS, generar un impacto ambiental positivo y garantizar la sostenibilidad de la cadena alimentaria y textil en el marco de la economía circular.