La Unión Europea avanza en su objetivo de descarbonizar el transporte para 2050 y los combustibles líquidos sostenibles desempeñan un papel clave en esta transición. En este contexto, el Comité Económico y Social Europeo (CESE) ha emitido, el 27 de marzo de 2025, un dictamen que destaca la necesidad urgente de una estrategia europea para los combustibles líquidos «que garantice la transición de los combustibles fósiles a alternativas descarbonizadas y renovables, abordando la sostenibilidad, la asequibilidad y la fiabilidad en todos los modos de transporte».
El dictamen del CESE señala que, aunque la Unión Europea ha establecido normativas como la Directiva sobre Energías Renovables (DFER III), ReFuelEU Aviation y FuelEU Maritime, estas no son suficientes para atraer las inversiones necesarias (hasta 650.000 millones de euros) que permitan una transición a gran escala hacia combustibles líquidos sostenibles.
Para el CESE, una estrategia clara y coherente no solo facilitaría esta inversión, sino que también contribuiría a:
- Reducir la dependencia energética de proveedores externos.
- Fomentar la inversión en energías renovables y crear empleo de calidad, especialmente en zonas rurales.
- Impulsar la economía circular y la sostenibilidad en la producción de biocarburantes.
- Garantizar la competitividad de la industria europea en el escenario global.
El dictamen destaca que el transporte marítimo y la aviación requieren soluciones de descarbonización específicas, dos sectores donde la electrificación es una opción menos viable. Por ello, «expresa su preocupación por la falta de armonización normativa con los principales mercados mundiales fuera de la UE, en particular en sectores que operan a escala internacional, como la aviación y el transporte marítimo. Este desajuste podría colocar a las empresas europeas en una situación de desventaja económica en comparación con sus competidores mundiales. Resulta esencial una mayor coordinación de las normativas y políticas europeas con jurisdicciones clave como Estados Unidos, así como con organizaciones internacionales como la OMI y la IATA».
Desarrollo industrial e infraestructuras: claves para el éxito
El informe destaca la importancia de aprovechar las infraestructuras ya existentes, como refinerías y redes de distribución, para minimizar los costes de transición. Además, recomienda acelerar los proyectos de producción de biocarburantes y electrocombustibles, asegurando un suministro suficiente para cumplir con los objetivos de descarbonización de 2030 y 2050.
Europa ha sido históricamente un referente en innovación industrial, y la transformación de las refinerías tradicionales en biorrefinerías representa una oportunidad para mantener su liderazgo. Sin embargo, la Unión Europea necesita acelerar la reducción de riesgos para los inversores y garantizar un marco regulador estable que permita la viabilidad económica de estos proyectos.
Inversión, financiación y desarrollo de infraestructuras de la UE
El CESE estima que serán necesarios entre 200.000 y 300.000 millones de euros en inversiones para el desarrollo de biocarburantes y electrocombustibles hasta 2035. Para atraer capital privado, propone:
- Mecanismos de reducción de riesgos como garantías de primera pérdida y préstamos subordinados.
- Contratos por diferencia de carbono, que ofrezcan estabilidad a los precios del carbono y fomenten la inversión en producción sostenible.
- Incentivos fiscales similares a los implementados en EE.UU., que han convertido al país en un destino más atractivo para los productores de combustibles renovables.
Asimismo, el CESE menciona específicamente que «la disponibilidad de biomasa sostenible no se considera un obstáculo. Sin embargo, aprovechar todo su potencial requiere una mayor I+D, una mejor gestión y el pleno desarrollo de la cadena de suministro, así como medidas para abordar factores como el uso del suelo, la competencia sectorial y la sostenibilidad de la cadena de valor». Concluye que es «necesario aplicar un enfoque integral y entablar un diálogo estructurado con diversos sectores económicos (agricultura, productos químicos, gestión de residuos y reciclado) para establecer cadenas de valor esenciales. Invertir en la producción y recogida de biomasa implica un compromiso con la sostenibilidad a largo plazo. El CESE apoya plenamente el principio de uso en cascada en lo que respecta a la biomasa, e insiste en que la futura estrategia de la UE en materia de combustibles líquidos no debe comprometer la seguridad alimentaria».
Impacto en el empleo y aceptación social
La transición a combustibles sostenibles traerá consigo la creación de miles de empleos en sectores clave como la ingeniería química, la gestión de residuos y la producción de energía renovable. No obstante, también es necesario mitigar el impacto en los trabajadores de la industria tradicional de los combustibles fósiles, facilitando su reciclaje y formación para adaptarse a las nuevas tecnologías.
Por otro lado, la falta de información y las percepciones erróneas sobre los biocarburantes dificultan su aceptación, por lo que anima a «poner en marcha campañas extensas de educación pública para aumentar la sensibilización y la aceptación de los combustibles líquidos sostenibles, que se centren en sus beneficios medioambientales, la seguridad energética y el potencial de creación de empleo».
BIOCIRC apoya la definición de una estrategia europea dirigida a la sostenibilidad y la competitividad
Desde BIOCIRC, nos sumamos a la petición del CESE de establecer un marco normativo claro y favorable para garantizar la competitividad de los combustibles líquidos descarbonizados y renovables. La Unión Europea tiene el reto de actuar de manera ágil para una seguridad jurídica que, sumada a incentivos y apoyo financiero, potencie el desarrollo de esta industria clave para la descarbonización del transporte.
El futuro de un transporte más sostenible en Europa, especialmente de aquellos de difícil electrificación como el marítimo o el aéreo, tienen ya en la actualidad en los biocombustibles una solución viable. Europa ha de aprovechar la oportunidad de liderar esta transición y convertirla en una ventaja competitiva para la industria y la economía del continente.
Desde BIOCIRC, reafirmamos nuestro compromiso con el impulso de la biocircularidad y la desfosilización del transporte, con el objetivo de contribuir en la transición ecológica de España y los objetivos de neutralidad climática de la Unión Europea.