El Consejo de la UE ha acordado su posición para fijar un nuevo objetivo climático vinculante para 2040: una reducción del 90 % de las emisiones netas de gases de efecto invernadero respecto a 1990. Este paso para avanzar hacia la neutralidad climática en 2050, orientará las futuras propuestas legislativas de la Comisión y marcará el rumbo de las políticas industriales, energéticas y de inversión de los Estados miembros. El acuerdo contó con un amplio apoyo y pretende combinar ambición climática con competitividad y seguridad energética.
El texto mantiene el objetivo del 90 % propuesto por la Comisión, pero introduce ajustes para atender preocupaciones sobre competitividad, justicia social, incertidumbres sobre las absorciones naturales y diferencias nacionales. También precisa las flexibilidad previstas: uso limitado de créditos internacionales de carbono a partir de 2036, incorporación de absorciones permanentes en el ETS para compensar emisiones difíciles de eliminar y mayor margen de actuación entre sectores para cumplir los objetivos de forma rentable.
Además, el acuerdo desarrolla los principios que configurarán el marco climático posterior a 2030, reforzando el foco en la competitividad industrial, la simplificación administrativa, la innovación tecnológica y la seguridad energética, al tiempo que subraya la importancia de una transición justa. También destaca la necesidad de proteger los sumideros naturales de carbono y gestionar la incertidumbre ligada a su contribución futura.
El Consejo introduce una revisión bienal para evaluar el progreso hacia 2040 y la evolución de factores clave como los precios energéticos o la competitividad industrial. En función de los resultados, la Comisión podrá proponer ajustes del objetivo o nuevas medidas. Asimismo, se retrasa un año, hasta 2028, la entrada en vigor del nuevo régimen de comercio de emisiones para edificios y transporte por carretera (ETS2). Las negociaciones con el Parlamento Europeo comenzarán una vez que este adopte su posición.