El pasado jueves 4 de julio, la Asociación Europea del Biogás (EBA, por sus siglas en inglés) publicaba el informe ‘Descifrando los biogases: made in Europe, sostenible y asequible’, en el que se detalla cómo se producen y utilizan los biogases y cuáles son sus principales beneficios para el medio ambiente, la sociedad y el sector energético.
El biogás se produce mediante la conversión de biomasa tras someterla a procesos termoquímicos o biológicos, como la digestión anaerobia, donde los microorganismos descomponen la materia orgánica produciendo biogás, un gas renovable con múltiples aplicaciones. Al transformar el biogás en biometano, que es químicamente idéntico al gas natural, podemos beneficiarnos de la red de distribución y transporte y reemplazar todos los usos finales del gas natural, descarbonizando así la red de gas natural de la UE y eliminando la dependencia europea de las importaciones de gas natural, con una alternativa renovable, producida y usada en Europa. Además, la sustitución de la energía fósil por biogases estimula el desarrollo de tecnologías limpias, impulsando el desarrollo de una bioeconomía europea.
Los biogases desempeñan un papel fundamental a la hora de complementar y permitir el auge de otras energías renovables, ya que son una fuente importante de flexibilidad en el sistema energético. Proporcionan energía limpia y gestionable, esencial para superar los períodos de baja producción solar y eólica prolongada. Además, el biometano nos permitirá descarbonizar más rápidamente nuestro sistema energético, proporcionando calor y electricidad para hogares e industrias y combustibles sostenibles para el transporte.
No obstante, el impacto de los biogases va mucho más allá de la producción de energía, ya que brindan soluciones a grandes desafíos sociales. Proporcionan energía asequible y sostenible, a la vez que aportan soluciones a la problemática de la gestión de residuos.
El digestato es un subproducto de la producción de biogás que se puede utilizar como fertilizante orgánico. De este modo, podemos reemplazar diferentes tipos de fertilizantes sintéticos de los que dependemos en gran medida de terceros países. A su vez, esto puede resultar en una reducción del consumo de gas natural, ya que la producción de fertilizantes sintéticos es bastante intensiva en energía. Asimismo, la aplicación de digestato a suelos agrícolas se reconoce como una práctica de gestión sostenible del suelo. La fracción orgánica estable del digestato enriquece de forma sostenible el contenido de humus del suelo, que es la base de nuestro sistema agroalimentario. El suelo regula los ciclos de nutrientes, carbono y agua, proporciona un hábitat para la biodiversidad y desempeña un papel esencial en la economía circular y la adaptación al cambio climático.
Por último, el CO2 es un insumo necesario para producir productos químicos, combustibles, productos alimenticios y materiales de construcción, entre otros. Reemplazar el CO2 fósil por una alternativa sostenible y circular como el CO2 biogénico conduce a una huella de carbono de emisiones negativas, que no sería posible alcanzar mediante la producción de CO2 a partir de combustibles fósiles.