La Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA) publicó el pasado 30 de abril un informe centrado en cinco sectores difíciles de descarbonizar: el transporte de mercancías por carretera, el transporte marítimo, la aviación, el hierro, el acero, y productos químicos y petroquímicos. Estos cinco sectores representan aproximadamente una cuarta parte del consumo mundial de energía y son responsables de alrededor de una quinta parte de las emisiones de CO2.
Las medidas que deben tomarse para descarbonizar estos sectores se han debatido durante mucho tiempo y el avance en la implementación de estas medidas ha sido muy lento. Sin embargo, en los últimos años dos factores importantes han cambiado: el primero, es el impulso social y político sin precedentes; y el segundo, es la madurez tecnológica, que aumenta la competitividad de la energía renovable y nos acerca a soluciones reales para descarbonizar estos sectores.
Si bien cada sector es diferente y requerirá diferentes enfoques, la mayoría de las reducciones de emisiones se deberán lograr a través de una combinación de varias vías principales, como la reducción de la demanda y mejora de la eficiencia energética; el uso directo de calor renovable, procedente de tecnologías como la geotermia o la bioenergía; y la sustitución directa de combustibles fósiles por biocombustibles donde la electrificación directa no es posible.
La bioenergía y los recursos biomásicos desempeñarán un papel fundamental y complementario a la electrificación. Escalar en las soluciones bioenergéticas sostenibles y bajas en carbono no solo es clave para la descarbonización del transporte marítimo y aviación, sino que también es fundamental para proporcionar materias primas que sirvan como recursos en el desarrollo de productos de base biológica sustituyendo así a los productos químicos de diferentes sectores de la economía.
Es de esperar que el desarrollo de productos de base biológica que sustituyan a productos químicos probablemente seguirá teniendo de costes moderadas. La fabricación de biocombustibles para el transporte marítimo y la aviación probablemente resultará en costes relativamente altos en un futuro previsible. No obstante, dichas costes podrían reducirse parcialmente mediante mejoras tecnológicas y el impulso social y político sin precedentes que estamos teniendo en la actualidad.